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Sección Editorial

"El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho"

- Miguel de Cervantes Saavedra

2008: El estallido de la burbuja hipotecaria

Una crisis que pudo haberse evitado.


Es cierto que, en principio de cuentas, muchos en Wall Street, lo que menos les preocupaba era la gran burbuja que estaba creciendo a causa de los bonos que emitían los grandes bancos para la adquisición de vivienda, cuando la prosperidad y el desarrollo económico estaban a flote.


La crisis inmobiliaria tuvo sus orígenes en el conjunto de bonos de viviendas colocados en el mercado por los principales bancos en los Estados Unidos. En un inicio, los bonos inmobiliarios ofrecían al inversionista un alto rendimiento junto con un bajo riesgo, por lo anterior, se convirtieron en el instrumento de moda y los preferidos por los bancos, sin embargo, los bonos eran básicamente un conjunto de casas hipotecadas en regla y con pagos al corriente además de una baja tasa de interés.

"El golpe de la crisis financiera de 2008 puede fijarse oficialmente en agosto de 2007. Fue cuando los bancos centrales tuvieron que intervenir para proporcionar liquidez", según George Soros en su libro El nuevo paradigma de los mercados financieros (Taurus 2008).


Cierto es que los inicios de la crisis datan de mediados del año 2007, con los primeros síntomas de las dificultades originadas por las hipotecas subprime[1]. A fines de 2007 los mercados de valores de Estados Unidos comenzaron una precipitada caída, que se acentuó gravemente en el comienzo del 2008.​


La confluencia de otros eventos de particular nocividad para la economía estadounidense (subida de los precios del petróleo, aumento de la inflación, estancamiento del crédito), exageraron el pesimismo global sobre el futuro económico estadounidense, hasta el punto de que la Bolsa de Valores de Nueva York sucumbía diariamente a 'rumores' financieros.


Muchos opinan que esto fue lo que precipitó la abrupta caída del banco de inversión Bear Stearns, que previamente no mostraba particulares signos de debilidad. Sin embargo, en marzo del 2008, en cuestión de días fue liquidado en el mercado abierto y posteriormente en un acto sin precedentes, la Reserva Federal maniobró un 'rescate' de la entidad, la cual terminó siendo vendida a precio de saldo a JP Morgan Chase.​

Rápidamente, el impacto de las hipotecas de crisis provocó repercusiones más allá de los Estados Unidos. Los bancos de inversión sufrieron pérdidas en todo el mundo. Las empresas empezaron a negarse a comprar bonos por valor de miles de millones de dólares, a causa de las condiciones del mercado.


El problema de las hipotecas subprime es que tienen un alto nivel de riesgo porque se conceden a personas que en condiciones normales no optarían a una, bien por no tener trabajo o ingresos o al menos no de forma estable.


En general estás hipotecas se conceden con un tipo de interés superior al del mercado, dado el riesgo de impago que implican, cuando muchísimos clientes de hipotecas subprime no pueden hacer frente a sus deudas y el sistema no puede aguantar la presión.


En el año 2007, además de que la cantidad de hipotecas subprime concedidas era mucho mayor de lo recomendable, estas se concedían por un valor superior al valor real de la vivienda que garantizaba su devolución.


Es importante señalar que la burbuja debe ser analizada y previamente estudiada por expertos para evitar el pánico y la crisis económica; así el Banco Federal los EE. UU. y el Banco Central Europeo trataron de reforzar los mercados con dinero, inyectando fondos disponibles a los bancos (préstamos en condiciones más favorables). ​

Las tasas de interés también fueron cortadas, en un esfuerzo para alentar a los préstamos. Sin embargo, a corto plazo las ayudas no resolvieron la crisis de liquidez (falta de dinero disponible para los bancos), ya que los bancos seguían desconfiando, por lo que se negaron a otorgar préstamos unos a otros.​


Los mercados de crédito se volvieron inmóviles pues los bancos fueron reacios a prestarse dinero entre ellos, al no saber cuántos malos préstamos podrían tener sus competidores. La falta de crédito a los bancos, empresas y particulares acarrea la amenaza de recesión, la pérdida de empleos, quiebras y por lo tanto un aumento en el costo de la vida.


En el Reino Unido, el banco Northern Rock pidió un préstamo de emergencia para mantenerse, lo que impulsó a un run en el banco. 2000 millones de libras fueron retiradas por clientes preocupados. El banco se nacionalizó más tarde. En los EE. UU., el banco Bear Stearns casi se colapsó, lo que lleva a una crisis de confianza en el sector financiero y el fin de los bancos especializadas en la sola inversión.


El apalancamiento y especulación bancarios son mencionados como causas de la crisis. El Banco Mundial, en su reporte Regulación Bancaria y Supervisión una Década Después de la Crisis Financiera Global (2019|2020) dice tras el análisis de 10 años de información "Hoy, hay un extendido acuerdo de que la crisis fue causada por una toma excesiva de riesgo por parte de las instituciones financieras. Los intermediarios financieros aumentaron su apalancamiento, apoyándose fuertemente en el financiamiento mayorista, bajaron sus estándares de préstamo y —apoyándose en erróneas calificaciones de riesgo— invirtieron en complejos instrumentos [financieros] estructurados".


Por su parte, hay que mencionar que el riesgo en los fondos de inversión[2] se entiende como la probabilidad que existe de que el rendimiento esperado de una inversión no se obtenga, es decir, que en lugar de ganancias se generen ganancias escasas o incluso pérdidas. Riesgo está definido como la variación del rendimiento de un fondo. Riesgo es igual a volatilidad. Los principales riesgos de los fondos son: riesgo de tasa de interés, crediticio, prepago, concentración y estrategia.


En relación a los fondos, algunos inversionistas tienen la percepción equivocada de que son instrumentos muy riesgosos en sí mismos. Y esta idea está totalmente equivocada, pues para cada fondo el alcance del riesgo es distinto dependiendo de los instrumentos de sus carteras y de sus tiempos de vencimiento.


Por ejemplo, si tenemos un fondo invertido en Cetes a tres días y otro invertido en papeles de empresas con problemas financieros a 10 años, encontraremos que la posibilidad de que el Gobierno Federal incumpla el pago de los Cetes en un periodo tan corto es casi nula. En cambio, la segunda, tiene un riesgo altísimo de impago. Esto nos indica que hasta dentro de los fondos de inversión, hay de riesgos a riesgos.

Tenemos como aliado en la toma de decisiones de inversión en fondos de deuda a las calificaciones de riesgos y es muy útil familiarizarnos con la nomenclatura. La evaluación de riesgos se hace por empresas calificadoras aprobadas por la CNBV. Actualmente operan en México: Standard & Poor’s, Moody’s, Fitch, HR y Verum.

  • La calificadora no es un regulador de la composición de carteras.

  • La calificadora no es una agencia gubernamental.

  • La calificadora no hace recomendaciones de compra o venta.

  • Las calificadoras son independientes, no están afiliadas con bancos, casas de bolsa, aseguradoras, etc.

Cada una de las calificadoras desarrolla una metodología y evaluación propia. Los resultados arrojados tienen significados que se deben leer refiriéndonos a la definición de su propia nomenclatura. Esto generaba un problema cuando comparábamos las calificaciones pues no hablaban el mismo idioma. Para resolverlo, las autoridades fijaron una escala homogénea de calificación que resulta mucho más amigable para todos los usuarios.


El riesgo de crédito es la posibilidad de que algún valor de los que integran la cartera no sea pagado por el emisor al vencimiento; es decir, la probabilidad de que el emisor del papel no cumpla con las obligaciones ahí estipuladas.


El riesgo de crédito es calificado con letras de acuerdo a la escala homogénea de la CNBV, que va desde AAA siendo el más seguro, hasta B que es el más inseguro o más riesgoso. Tomemos como ejemplo la calificación AAA, aquí sabemos que el nivel de seguridad del fondo es sobresaliente.


La probabilidad de que un fondo en esta categoría incurra en una pérdida de capital por una quiebra, suspensión de pagos, falla en el cumplimiento de pago del principal o los intereses, es altamente remota.


En esta categoría se incluyen a los fondos que sólo invierten en valores de alta y sobresaliente calidad crediticia. Aunada a su fortaleza, estos fondos deberán presentar una alta flexibilidad para adaptar su portafolio a las posibles condiciones cambiantes del mercado. Esto se logra integrando carteras bien diversificadas y con niveles adecuados de liquidez.


El riesgo de mercado principalmente califica la sensibilidad del precio del fondo ante variaciones en las tasas de interés. Se expresa con números de acuerdo a la escala homogénea y va desde 1, que es el menos riesgoso, a 7 que es el más riesgoso.

Para entender el riesgo de mercado supongamos dos fondos, uno con Cetes a un día y otro con UDI bonos a siete años, ambos tienen el mismo riesgo de crédito pues son emitidos por el Gobierno, sin embargo, el riesgo de mercado es mucho mayor en el segundo, ya que en siete años pueden pasar muchas cosas, ahora bien, ese mismo rendimiento puede ser mayor, pero en medio puede haber movimientos abruptos en el precio.


Ahora bien, lo verdaderamente importante de las calificaciones es que el inversionista las comprenda, que le ayuden a evaluar los riesgos del fondo y que las consideren como una opinión de un tercero imparcial sobre la sensibilidad de los fondos a condiciones cambiantes del mercado.

La calificación es una herramienta adicional que te va a ayudar a tomar una mejor decisión. Sin embargo, ésta no debe ser el único criterio para elegir un fondo, pues también es importante considerar los rendimientos y el servicio que te da la operadora o distribuidora de fondos.


Por lo que se refiere al nivel de calificación óptimo para invertir, depende del perfil de cada persona. Puedes tener dos fondos, uno de largo plazo y otro de corto plazo, la diversificación es importante. No hay un óptimo, un fondo AAA1 te indica que el fondo es de muy corto plazo, que es un fondo con los mejores activos y liquidez diaria, aunque seguramente no te va a dar los mejores rendimientos. Si eres un inversionista de largo plazo podrías pensar, por ejemplo, en un AA nivel 3 o 4.

Lo anterior, nos debe hacer pensar en las Obligaciones de Deuda Garantizada (CDO) que son un instrumento financiero en el que el inversor compra la deuda de una entidad respaldada por una agrupación de otros títulos de deuda que terceros actores tienen con esta entidad.


El colateral del título de deuda es un conjunto de otras deudas de otros titulares. De este modo, la garantía que respalda este título de deuda es que distintos deudores de la entidad emisora del CDO liquiden sus obligaciones. Se trata de una obligación de deuda apoyada en otras obligaciones de deuda, los CDO son productos derivados de créditos.


Para entenderlo de manera llana, es una promesa del emisor de la deuda a devolver una cantidad de dinero determinada y sus intereses garantizada con activos financieros; una caja llena de las deudas que particulares o empresas tienen con él.


El administrador del fondo de bonos más grande del mundo, PIMCO, advirtió en junio de 2007 que la crisis de las hipotecas de alto riesgo no era un evento aislado y que eventualmente afectaría a la economía y, en última instancia, tendría un impacto en la forma de precios de las viviendas deterioradas. Bill Gross, un "gurú financiero más reputado", criticó sarcásticamente y siniestramente las calificaciones crediticias de los CDO basados en hipotecas que ahora se enfrentan al colapso:

“AAA? Usted fue cortejado, el Sr. Moody's y el Sr. Poor, por el maquillaje, esos tacones de gancho de seis pulgadas y un " sello de vagabundo ". Muchas de estas chicas atractivas no son activos de clase alta con un valor de 100 centavos por dólar. . . [L] El punto es que hay cientos de miles de millones de dólares de este desecho tóxico. . . Este problema [en última instancia] reside en el corazón de los Estados Unidos, con millones y millones de hogares caros.”

Business Week ha presentado predicciones de los analistas financieros de que la crisis del mercado hipotecario subprime daría lugar a reducciones de ganancias para los grandes bancos de inversión de Wall Street que cotizan en valores respaldados por hipotecas, especialmente Bear Stearns, Lehman Brothers, Goldman Sachs, Merrill Lynch y Morgan Stanley.

La solvencia de dos fondos de cobertura con problemas administrados por Bear Stearns se puso en peligro en junio de 2007 después de que Merrill Lynch vendió los activos incautados de los fondos y otros tres bancos cerraron sus posiciones con ellos. Los fondos de Bear Stearns tenían una vez más de $ 20 mil millones de activos, pero perdieron miles de millones de dólares en valores respaldados por hipotecas de alto riesgo.


Razón suficiente para entender un producto financiero relativamente nuevo: Una permuta de incumplimiento crediticio (también conocida por su término en inglés: credit default swap [CDS]) es un producto financiero que consiste en una operación financiera de cobertura de riesgos, incluido dentro de la categoría de productos derivados de crédito, que se materializa mediante un contrato de swap (permuta) sobre un determinado instrumento de crédito (normalmente un bono o un préstamo) en el que el comprador de la permuta realiza una serie de pagos periódicos (denominados spread) al vendedor y, a cambio, recibe de este una cantidad de dinero en caso de que el título que sirve de activo subyacente al contrato sea impagado a su vencimiento o la entidad emisora incurra en suspensión de pagos.


Aunque un CDS es similar a una póliza de seguro, se diferencia significativamente de ella en que no se requiere que el comprador de la permuta sea el propietario del título (y por tanto haya incurrido en el riesgo real de compra de deuda). Es decir, un seguro se establece sobre algo que es propiedad del asegurado, pero un CDS se hace sobre un bien que no es propiedad del que contrata la permuta. A este tipo de CDS se le denomina "desnudo" (naked), y en realidad es equivalente a una apuesta.


En este entendido, las permutas de incumplimiento crediticio son objeto de debate, en la crisis financiera de 2008, al haber sido utilizados como instrumentos de ataque a la deuda pública de algunos países como es el caso de Grecia, en 2010.


También fueron responsables de la caída en 2008 de la empresa estadounidense American International Group (AIG). Algunos dirigentes europeos, como la canciller alemana Angela Merkel, se han mostrado partidarios de prohibir en la Unión Europea y en el G20 las permutas de incumplimiento crediticio que pueden ser utilizados de forma especulativa para apostar contra los estados.


Los fondos buitre efectivamente pueden especular con la cotización del bono de deuda, mientras que a la vez apuestan a la eventualidad de una cesación de pagos por parte del país emisor, obteniendo ingresos extra en caso de concretarse.

En la crisis de los mercados financieros de 2008-2010, la evolución de los CDS de las empresas y de los países han sido continuamente mencionados en los titulares de la prensa general y especializada. Pero siempre ha habido dudas sobre su importancia en términos de volumen contratado y emitido. Una publicación en Financial Times, indica que el volumen total emitido en permutas de incumplimiento crediticio –no el contratado diariamente, mucho menor– de varios países es bajo en relación con el volumen total de deuda pública emitida por ese mismo país.


Para la introversión, debo destacar lo que el expresidente de México, Felipe Calderón señala respecto de las crisis financieras y el rescate de la banca:

“Era una película que, toda proporción guardada, habíamos visto en México con la expansión de la banca recién privatizada y luego con la quiebra de sus carteras, lo que llevó al polémico rescate bancario del Presidente Zedillo. Y no era, desde luego, la primera vez, ni será por desgracia la última del mundo”.

El economista chileno Carlos Díaz Alejandro describía este fenómeno como una confusión entre los roles del carnicero y el banquero: El banquero tiene como tarea principal conocer personalmente a sus clientes actuales y potenciales. Saber quiénes son, sus valores, sus ingresos, el comportamiento de sus finanzas personales o empresariales.


Saber si su trabajo es estable o si la empresa tiene futuro. En pocas palabras, averiguar el “crédito” (la credibilidad) que merece cada potencial deudor, con el fin de otorgarle el “crédito” (Préstamo) adecuado.


Es un negocio que sólo es exitoso si se atiende caso por caso, persona por persona. Es lo que en derecho se conoce como intuitu personae (en función de la persona o por la persona misma). El negocio del carnicero, en cambio, es matar una res por la madrugada y vender toda su carne en el curso del día.


En la mañana apartará los mejores cortes para sus clientes más frecuentes y selectos, o para venderlos a los precios más altos. Mucha de la carne de regular a buena calidad la ofrecerá en el mostrador en el curso de la mañana tanto a la clientela habitual como esporádica.


La carne de menos calidad, la que tenga algo de hueso o menor sabor, la venderá a un precio más bajo y sus clientes tal vez la utilizarán para consomé. Las vísceras se venderán al menor precio, a cualquiera que las compre, generalmente clientes de bajos recursos o con gustos muy específicos. Para después de la hora de comer, tal vez estará regalando las piezas menos codiciadas a los menesterosos, e incluso los huesos los regalará a los perros.


Su negocio prospera si por la tarde, al cerrar, se ha deshecho de toda la carne, “a como dé lugar”, y ha dejado limpia su carnicería para el día siguiente. La personalidad, el perfil, la estabilidad de ingresos de los clientes es irrelevante, lo importante es colocar la mercancía.

El problema viene cuando el carnicero asume el criterio del banquero: no vende la carne a cualquiera, aunque le paguen el precio, sino sólo a determinados clientes. Se quedará con mercancía que se le echará a perder en horas o días y el negocio quebrará. Pero lo mismo pasa con el banquero cuando asume criterios del carnicero: si se dedica a colocar crédito a como dé lugar, sin importar la menor revisión del cliente, terminará quebrando.


Así, estallada la burbuja inmobiliaria, bancaria y financiera de la economía estadounidense, los deudores no pudieron pagar, los bancos quebraron, la economía se vino abajo: El caos. Con mayor deuda que nunca, con menores ingresos o francamente en el desempleo, el estadounidense promedio dejó de consumir de manera drástica, dicha baja trajo graves consecuencias para la economía mexicana y otras más.


Referencias:

Calderón, F. (2020). Decisiones Difíciles. Ciudad de México, México: Penguin Random House.

Chandor, J.C. (Director). (2011). El precio de la codicia. [Película]. Before the Door Pictures.

Koller, C. (2012). Delito de cuello blanco en la vivienda: fraude hipotecario en los Estados Unidos. Texas, Estados Unidos: LFB Scholarly.

McKay, A. (Director). (2016). La gran apuesta. [Película]. Paramount Pictures.

Soros, G. (2008). El nuevo paradigma de los mercados financieros. Madrid, España: Editorial Taurus.

Pozzi, S. (2017). Hipotecas subprime: La crisis con la que empezó todo. El país: https://elpais.com/economia/2017/08/05/actualidad/1501927439_342599.html

Talbott, J. R. (2003). El accidente que viene en el mercado de la vivienda. Nueva York, Estados Unidos: McGraw-Hill.

Talbott, J. R. (2006). ¡Vender ahora !: El final de la burbuja de la vivienda. Nueva York, Estados Unidos: Griffin de San Martín.

[1] Una hipoteca subprime, comúnmente llamada hipoteca basura, es una modalidad de hipoteca habitualmente utilizada para la compra de vivienda, considerada de alto riesgo debido a la persona a la que se le concede. [2] Un fondo de inversión está compuesto por una canasta que incluye acciones, con renta variable y bonos de renta fija, generando distintas combinaciones.

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